La importancia de la luz en las formas
La fotografía no es mirar, es sentir, así como la arquitectura no es construir, es vivir.
Bajo esta premisa me baso cuando hago mi trabajo.
Llevo muchos años en el mundo audiovisual pero de siempre me ha apasionado la fotografía. Para mí es una forma de inmortalizar un instante, un lugar, una persona, … también es una forma de revivir momentos y de sentir.
La fotografía de arquitectura, concretamente, es la encargada de capturar elementos, espacios, creados por el hombre para el hombre. Es un recurso imprescindible para acercar un proyecto. El fotógrafo de arquitectura trata de captar los espacios creados por el arquitecto y explicar cómo se relacionan con su entorno más inmediato. Ya sea la relación entre un edificio y la ciudad, por ejemplo, o la relación entre un espacio interior y los elementos que contiene…
Además, el reportaje fotográfico de un proyecto arquitectónico, es la muestra de que una vez fue suyo, de quien lo pensó, diseñó y creó y ahora es del mundo.
Así como un profesor/a es capaz de explicar a su alumno/a un concepto para que lo entienda, por muy evidente que nos pueda parecer a nosotros, un fotógrafo/a tiene la misma misión. Debe conseguir saber plasmar la esencia del proyecto y trasmitirla a través de sus fotografías. Para ello es muy importante que el fotógrafo la entienda y la conozca primero, y qué mejor que hacerlo de la mano del artífice. Se reunirá con el arquitecto para que le explique su obra y así, él también pueda llegar a comprenderla y le resulte más fácil fotografiarla para transmitir el origen de la misma, lo que en un primer momento inspiró al arquitecto a diseñarla.
En cuanto a la parte técnica de la fotografía, para mí, lo más importante es la luz. La luz puede mostrarte mil caras diferentes de un mismo objeto o sujeto. Sin luz, no hay foto. Por este motivo el fotógrafo debe saber aprovecharla y sacarle el máximo partido. Con ella podrá plasmar la vivienda, edificio o la obra arquitectónica que vaya a fotografiar llegando a transmitir diferentes sensaciones de la misma según una luz u otra. En el amanecer y el atardecer las sombras proyectadas por el sol se conseguirán más suaves por su posición. En cambio, en las horas centrales del día se captarán las sombras más duras y definidas al recibir la luz del sol de manera más cenital. El realizar las fotografías de exterior, en una estación u otra del año también producirá un efecto diferente por la inclinación del Sol respecto a la Tierra.
Otro de los puntos clave en fotografía de arquitectura son las verticales y los puntos de fuga. Las verticales, además de estar rectas, deben estar perpendiculares al suelo. Es muy común hacer uso del objetivo angular para este tipo de fotografía debido al tamaño de los protagonistas de nuestras fotos, pero si no recurres a un objetivo descentrable, tendrás un gran trabajo de postproducción para enderezar sin deformar la construcción fotografiada.
Por último, el trípode. Quitando las fotos artísticas que puedas hacer de detalle, la fotografía de arquitectura se caracteriza por el uso de diafragmas cerrados que permitan mayor profundidad de campo para que todo salga enfocado, de ahí que la velocidad de obturación sea lenta y necesitemos del trípode para que la imagen no salga movida. A veces puede llegar a ser tan lenta la velocidad de obturación por la escasez de luz que un disparador no vendría mal.
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